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Los factores que deciden de quién nos enamoramos

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El amor entre dos personas no es algo completamente fruto del azar. Una serie de factores deciden por nosotros de quién nos enamoramos. Cierto porcentaje de la población de sexo contrario de más o menos nuestra edad encaja con nosotros, en el sentido de que son candidatos-as a nuestro corazón. Por ejemplo, es posible que de un 10% de las personas de sexo contrario de nuestro rango de edad (siete años arriba o abajo más o menos) encajase con nosotros para iniciar una relación amorosa-sentimental. Iniciar una relación amorosa-sentimental con alguien que no estuviese dentro de este rango del 10% sería poco menos que una pérdida de tiempo y quizás una manera de hacernos daño tontamente. Entender bien qué elementos son los que deciden que una persona se inserte dentro de nuestro rango de alcance de este 10% puede ser una interesante forma de mejorar nuestra elección a la hora de seleccionar pareja, o mejor dicho, de seleccionar a quién le tiramos los cejos… En este artículo, los factores que deciden de quién nos enamoramos.

Factores para enamorarnos

A grandes rasgos, estos factores que deciden de quién nos enamoramos se dividen en dos grandes grupos:

1. Factores de personalidad (factores complementarios)

2. Factores sociales, económicos, intelectuales, políticos, biológicos,… (factores decisivos)

El primer tipo de factores hace referencia a la complementariedad que suele existir entre tipos de personalidades distintos. Así, estos factores de tipo 1 son factores complementarios: no hace falta que tengamos del mismo tipo de personalidad con una persona para poder enamorarnos de ella. Aquí la regla es que nos enamoramos no de nuestro igual en cuanto a personalidad; si no de nuestro complementario. A veces puede pasar que nos enamoremos de alguien con personalidad parecida. Pero no es obligatorio, a diferencia del segundo tipo de factores, pues solemos enamorarnos de personas con las que coincidimos en gran medida en ese segundo tipo de factores.

La personalidad está marcada por muchas circunstancias biológicas. Aquí podemos recordar las hormonas masculina y femenina: la testosterona y los estrógenos, generadas principalmente por los testículos y por los ovarios respectivamente. Pero estas hormonas no son exclusivas de hombres y mujeres respectivamente: tanto una como otra hormona también son generadas por las glándulas suprarrenales, y eso hace que halla hombres que generen más estrógenos que un hombre normal, resultando así hombres más agradables, sociables, compasivos; y hay mujeres que generan más testosterona que lo normal, resultando así mujeres más activas, agresivas, con falta de tacto, poco sentimentales,… Por tanto, es posible que un hombre muy femenino y tímido busque una mujer con mucha testosterona para que esta haga de su Yan que contrarreste el Ying de la timidez.

Factores decisivos que incluyen en que nos enamoremos de alguien

Como decimos, este segundo tipo de factores inciden directamente en si nos enamoramos de alguien o no. Y inciden de una manera absoluta, o sea, nos enamoramos de personas con las que coincidimos casi a rajatabla en el valor asociado a uno de los factores en los que se dividen los factores decisivos. Dentro de este segundo tipo de factores, hay una serie de ellos que son los más destacados. Buscar personas con las que tenemos en común estos factores es una de las mejores maneras de asegurarnos un tránsito por el amor feliz y sin sorpresas desagradables.

1. Entorno socieconómico. No es lo mismo habernos criado en una familia rica, pija y con yate; que en una barriada de chavolas a las afueras de una gran ciudad; pasando por una típica clase media, que posee un piso en una ciudad o una casa en un pueblo.Los factores que deciden de quién nos enamoramos Tendemos a encajar mucho mejor con personas que se han criado en el mismo entorno socioeconómico. Por supuesto, siempre está la historia de la dama y el vagabundo: pero Disney tiene más falsedad que un discurso sobre “el estado de la nación” de uno de nuestros presidentes…

2. Capacidades intelectuales. La inteligencia se puede medir con una escala del 0 (un vegetal) al 10 (un genio), pasando por el 5 (una persona de inteligencia normal). Tendemos a enamorarnos de personas que tienen más o menos nuestra misma nota en inteligencia. Si nosotros somos uno chico-a de una inteligencia 7/10, tenderemos a enamorarnos de personas con inteligencia similar más o menos, en cierto rango. Por supuesto, las personas inteligentes enamoran más que las menos inteligentes, pero comúnmente estas personas inteligentes no se muestran interesadas en esas personas de menor inteligencia que él que se han enamorado de él, y decide empezar relaciones con personas de más o menos su misma inteligencia.

3. Intereses comunes. Las personas que les gusta la música clásica, suelen terminar como pareja con otras personas que les gustan la música clásica; las persona que les gustan los coches “tunning”, suelen terminar como pareja con otras personas que les gusta los coches “tunning”; a las personas que les gustan los juegos de rol suelen terminar como pareja con otras personas que les gustan los juegos de rol; a las personas que les gusta la naturaleza suelen terminar con otras persona que les gusta la naturaleza; las persona que les gusta el arte y la literatura suelen terminar con otras personas que también les gusta el arte y la literatura;… creo que queda claro, nos enamoramos de personas del sexo contrario (o del mismo, ya digo, a gusto de cada cual…) que tienen nuestros mismos intereses.

4. Belleza física. Pues sí, los guapos suele terminar con guapos; y los menos guapos con los menos guapos. Si nos fijamos por la calle las parejitas que van cogidas de la mano, veremos que suelen coincidir en belleza: los guapos van con guapos; y los menos agraciados con chicos o chicas menos agraciadas. Por supuesto, los guapos enamoran más, pero pasa lo que con la inteligencia: estos no corresponden salvo con otras personas que estén a su nivel en estos factores. En cualquier caso, esto no es para preocuparse. La belleza sigue siendo muy subjetiva.

5. Ideas políticas. Este es el punto más polémico, y tiene mucho que ver con el punto 2, capacidades intelectuales. Las persona que tienen un grado de inteligencia por debajo de 7 suelen ser muy obstinadas en cuanto a sus ideas y en cuanto a aceptar los valores normales y canónicos de la sociedad en la que se han criado. Y esto puede causar problemas en el seno de una pareja. Por supuesto, las parejas que tiene un grado de inteligencia de 7 o superior, no suelen presentar problemas de enfrentamientos políticos. Por ejemplo, en el reciente caso del intento secesionista de Cataluña, en una pareja de 5 de inteligencia puede pasar que uno de los miembros esté a favor de la independencia (pongamos que el hombre); y otro en contra. El enfrentamiento está asegurado, pues el que está a favor le dirá al que está en contra algo sí como “los pueblos tienen derecho a al autodeterminación, y tú lo tienes que aceptar”… El conflicto está asegurado. Pero en una pareja de 7 o más de inteligencia en cada miembro, tanto el hombre como la mujer sabe que las naciones no existen, que la idea de nación es una idea atávica que adquirió su máxima potencia en los siglos (terroríficos) XIX y XX, y que ha sido utilizada por políticos ineptos que han usado su cargo para enriquecerse como una forma de manipular a las personas y de enfrentarlas para así estos políticos poder seguir enriqueciéndose ilegítimamente, que es lo que está pasando actualmente en Cataluña, aprovechando la herida provocada por un 27% de paro a nivel nacional. De cualquier forma nos enamoramos también de esas persona con las que coincidimos ideológicamente, políticamente incluso culturalmente (preferimos personas de nuestra misma cultura)

Conclusión sobre los factores que deciden de quién nos enamoramos

Por tanto, no tenemos que elegir una posible pareja entre las personas que tienen nuestra misma personalidad. Pero los factores del segundo tipo, los decisivos, suelen ser fundamentales a la hora de enamorarnos, pues nos tendemos a enamorar de esas personas con las que tenemos una buena compenetración en esos factores. Así, se trata de saber que el amor no es ciego del todo, y de este modo seremos capaces de buscar pareja allí en donde podemos realmente encontrarla, debido a que hay gente de “nuestro rollo” y que son muy parecidos en los factores decisivos a nosotros.


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